Los ecommerce para PYMES, o comercios electrónicos para pequeñas y medianas empresas, han disparado su aceptación entre los consumidores debido a un enorme aumento de la confianza en la compra online.
Sin embargo, tan solo un 16% de las PYMES disponen de una plataforma para la venta de sus productos o servicios en el mercado online. Un dato curioso, dados los enormes beneficios que los ecommerce ofrecen a las empresas, sean estas del tamaño que sean:
- El mayor alcance de mercados
- Mayor acceso a potenciales clientes
- Aumento de visibilidad
- Aumento de ventas
- Ahorro en infraestructura y personal
- Variados métodos de pago
- Múltiples estrategias para la fidelización de clientes
- Enormes posibilidades de desarrollo
Siendo, además, una pasarela capaz trascender negocio a mercados y clientes internacionales en un tiempo razonablemente corto.
Pero, ¿Cómo se consigue todo esto?
Dos fórmulas que hacen funcionar correctamente un ecommerce para PYMES
No todo el monte es de orégano.
Poner en marcha un comercio electrónico no significa, en ningún caso, hacerlo funcionar correctamente.
De hecho, y este es un dato escalofriante, más del 85% de los empresarios que lo intenta fracasa antes del segundo año de vida del proyecto.
Esto significa que no estamos hablando de blandir un cetro mágico que obra milagros, sino de construir un proyecto empresarial desde sus cimientos.
Para ello, el comercio que se vaya a plantear debe cumplir, sí o sí, con dos fundamentos:
El primero: la plataforma ha de ser usable y funcional
Los Ferraris sin motor no son más que una chatarra…
Por eso, el funcionamiento de un negocio online debe ser tan rápido, intuitivo y cómodo para el usuario como interesante el producto que se ofrece.
De lo contrario el cliente buscará otro lugar donde le pongan las cosas más fáciles. Y no tardará mucho en hacerlo, eso es seguro.
La atención al cliente digital es determinante para el buen funcionamiento de un negocio online.
Si el usuario no encuentra rápidamente lo que busca y lo que ve es un laberinto de trabas, incoherencias, errores o lentitud en los procesos, se irá corriendo de tu web.
Y es más, seguramente no se la recomiende a nadie…
La experiencia de usuario, por tanto, es la prioridad absoluta para cualquier empresario con sentido común.
El segundo: la adaptabilidad
Muchas pymes siguen pensando en construir sus comercios electrónicos para ser vistos pantallas de ordenador más propios de una oficina que el de usuario de a pie.
Un error que se acaba pagando caro, no solo por la falta de previsión, sino porque la adaptabilidad de un proyecto online debe tener como objetivo darle al cliente común las mayores facilidades.
Hoy por hoy, los usuarios prefieren informarse y comprar directamente en sus dispositivos móviles.
Por eso, si la web no está suficientemente bien optimizada para este tipo de dispositivos, estarás perdiendo clientes.
Cada vez existen más dispositivos a tener en cuenta a la hora de poner en marcha un negocio digital. Y todos ellos piden unas características de estructuración, tamaño y resolución diferentes.
Por eso se debes diseñar una versión diferente para ser vista y vivida en los diferentes dispositivos con versiones distintas para smartphones, tablets u ordenadores.
Y, naturalmente, validar bien las tres.
No tener esto en cuenta implica ofrecer imágenes pixeladas, menús escondidos, textos ilegibles, fallos de rendimiento, estructuras confusas, enlaces perdidos, navegación incoherente… Y, sin duda, puede convertir un buen proyecto en una verdadera birria.
Se debe ser muy cauteloso con todo esto, sobre todo porque las estadísticas de tráfico orgánico nos pueden dar la claves interesantes en este sentido. Y a la luz de las evidencias, mejorar la imagen y el rendimiento de tu web.
Es normal, no obstante, que muchos empresarios frenen su paso al online por sentirse, precisamente, fuera del medio.
El miedo a fallar y perderlo todo es, lógicamente, un bloqueo natural.
Por eso es importante empezar, o continuar, con el asesoramiento correcto en marketing digital.
Sobre todo cuando estamos hablando de tiendas minoristas, cuyos mercados y líneas de negocio se han ampliado enormemente con el online; pero cuya competencia es cada día más grande y está mejor preparada.
Pasarse al online supone un reto.
Un desafío empresarial que obliga a fundamentar cada paso que se da en un criterio suficientemente sólido que evite la improvisación o la prueba-error: estudios concienzudos de mercado, análisis equilibrado de la competencia, test de rentabilidad de tus productos con información fidedigna o implementación de estrategias de publicidad y marketing adaptadas a objetivos específicos.
Poner en marcha un ecommerce no es un hobby ni un laboratorio de pruebas ni un “reto profesional”.
Se trata del paso a un canal de venta ingente con tantas posibilidades para hacer dinero como para dilapidarlo.
Y todo esto es ya parte de la conciencia colectiva empresarial mundial.
Por eso solo quien se toma en serio el arranque y consolidación de su proyecto de negocio online vive para contarlo.
Y como ya sabes, solo el 16% de los empresarios tienen esto verdaderamente claro.
Las reglas del mundo online cambian constantemente y ya no existen ni los golpes de suerte ni los casos de éxito fantásticos.
Hoy, si tu tienda online triunfa, es porque la has trabajado bien.
El ecommerce seguirá siendo fundamental para las PYMES en el futuro. Y va a suponer un salto de gigante para aquellas personas que saben que lo que se mide bien puede mejorarse y que, en consecuencia, tienen claro que la continuidad de sus negocios dependerá del mercado online.